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Cuaderno de ejercicios

fragmentos de la publicación de 45 pag

Hay algo muy gracioso en las formas de las letras,
en esas líneas esforzándose en diferenciarse
entre ellas,
en ser especiales, reconocibles,
en ver cómo se retuercen, se estiran o

se anudan a fin de
parecer algo nuevo,
en imaginar cómo sufren aguantando

sin respirar
así de esbeltas.
Además, de maneras muy diferentes, muchas de
estas letras tienen su doble como Signo
Formas atrapadas entre el dibujo y la escritura
Entre la imagen y el texto
La O y el círculo

La T y la X la cruz
La Z el silencio
El caminar en S del borracho
Las A y B de la polaridad de las pilas...
Pero no hay una interpretación o un orden de la
forma de las letras -o al menos yo no lo he encontrado-.
Así que aquí propongo uno.


Esta interpretación formal se basa en las puntas.
Una punta es allí donde acaba o empieza la línea
de una letra
2 puntas: W, U, I, S, G, J, L, Z, C, V, N, M

3 puntas: Y, E, F, T
4 puntas: K, H, X
puntas cerradas: R, P, Q, O, D, B
Esta interpretación formal del alfabeto se basa
en imaginar que esas líneas marcan un recorrido,
que son una senda.
La dirección del recorrido es la misma que al
escribir dicha letra.
En este punto hace falta matizar qué tipo de
recorridos
2P: recorrido lineal. Del punto 0 al 1
3P: decisiones. Del punto 0 a A o B
4P: coincidencias o choques. Donde A y B se
cruzan o rebotan
PC: Espacios cerrados, circuitos donde el recorrido
choca consigo mismo
Como en toda norma hay una excepción

La A


Aunque esta letra genere un espacio cerrado,
está incluida en la categoría de recorrido lineal y
podría estarlo también en la de decisión ya que,
esta letra, en este orden, simboliza la posibilidad
de hacer trampas,
de tomar un atajo:
el comodín.
Para comprender un poco más las características
de esta distribución es necesario especificar más
estos grupos:
La interpretación de los recorridos lineales o
2P (dos puntas) se determina a través del movimiento
del punto 0 al 1 en el espacio,
como si dibujáramos una punta de flecha ahí
donde acabamos de escribir la letra;

es decir,
la G implica introspección, ya que el punto
0 esta situado más arriba y -por así decirlo- afuera,
el punto 1 acaba dentro del propio recorrido,
bajo el cobijo de su trayecto.
La S es tópicamente el hacer eses, la embriaguez,
la falta de control. Si es descendente o ascendente
dependerá de cómo la escriba aquel que la
interprete,
como todas las demás letras.
La I es la determinación, una línea recta, lo directo.
La V es recaída y recuperación.
La C, dar un rodeo.
La W y la M, senderos tortuosos con finales
opuestos.
Y así sucesivamente.
Las decisiones -letras de tres puntas- son 4, sin
incluir la A:

Y
La decisión sopesada, donde se ven las dos posibilidades
y se elige
T
La dicotomía, donde las dos posibilidades se
confrontan
F
La renuncia o determinación, donde se elige si
dejar pasar una posibilidad para acceder a otra o
no
E
La decisión a ciegas, donde sólo se ve el trayecto,
no las posibilidades.


Por otro lado, las coincidencias o choques
tienen, cada una, una doble interpretación:

X se puede interpretar como
donde A y B coinciden, chocan y rebotan
en un solo punto o
donde dos líneas coinciden pero no chocan,
se cruzan


K se puede interpretar como
donde una línea fuerte resiste el embiste
de otra que intenta atravesarla o
donde dos líneas al cruzarse intercambian
las direcciones


H se puede interpretar como
donde dos líneas en un punto se nutren
la una de la otra o
como el robo o la intromisión


Las PC -o espacios cerrados- también implican
siempre un choque, pero no entre dos líneas
sinó consigo mismas

El espacio cerrado es aquello obviado que supedita
el trayecto, algo como el trauma;
el choque con uno mismo que crea algo ajeno a
la línea que a su vez la conforma,
un vacío dentro
dentro de los PC la O representa la convivencia
en equilibrio con el trauma:
la consciencia.


Según esta interpretación del alfabeto, la distribución,
ordenada de la forma más simple a la
más compleja, queda así


I J L C G S U V Z N W M / A / Y E F T / H K X / O Q R P D B


Sabiendo que este texto sólo quiere ser una propuesta
de orden formal y no una propuesta de
gramática, si uno quiere, se puede jugar con la
forma y el significado de las letras, produciendo
el significado de las palabras a través de la suma
del significado de las letras que la conforman.

Por ejemplo:


HOY: tiempo de nutrirse o robar consciencia del
día a día mediante decisiones
H: relación de nutrirse o robar
O: convivencia en equilibrio con el trauma
Y: decisión consciente


GOD: relación traumática con uno mismo que
mediante la introspección genera
una clase de equilibrio parcial


JA: finta y trampa, movimiento rápido e inesperado


MANZANA: trampa serpenteante, mito de la
creación, el primer engaño

SUGUS: un largo camino sin lugar al que llegar:
masticar y masticar sin ningún fin en particular


SOLO: aquel que, de modo cambiante, camina
conscientemente en convivencia con sus traumas


ESE: aquel sobre el que decido a ciegas y dudando


Esto, en cierto modo, parte de uno de los pocos
recuerdos nítidos que guardo de mi infancia,
en uno de mis primeros días de escuela.
Era un aula antigua,
construida alrededor de 1920. Las puertas eran
blancas, dobles, estrechas, correderas y con altos
y finos vidrios con burbujas.
Los muebles eran de color oliva muy claro.
Toda era muy blanca.
Había marquetería de madera también blanca
hasta bien bien los dos metros de la pared y,
justo a un palmo del final de esta marquetería,

estaban, como vigilantes silenciosos,
casi treinta paneles de madera fina colgando,
equidistantes, delimitando todo el perimetro de
la habitación.
En el día de mi recuerdo una profesora se dirigió
a nosotros, todos, con aproximadamente
dos años, sentados en el suelo; después de decir
algo que no recuerdo se subió a una silla
y con los nudillos de su mano picó un par de
veces sobre el trozo de madera
como quién llama a una puerta.
Después dijo
¿Hola, que hay alguien?
Somos la clase de P2, venimos a conocer a la
señora A.

Se giró hacia nosotros y nos dijo:
– No responde, me tendréis que ayudar. Venga,
gritad conmigo: HOLA SEÑORA A.
E inmediatamente todos obedecimos.
Una vez acabó el estruendo que había provocado
el speach de la profesora a lo presentador de
boxeo, cogió delicadamente el panel de madera
y lo colgó en el mismo lugar, otra vez, pero dado
la vuelta.
En el reverso había dos elementos: arriba, el
dibujo de una A mayúscula preciosa y amarilla
y, debajo, su equivalente en minúscula hecha
con línea negra.
Así,
repitiendo este procedimiento, cada día a partir
de aquel, conocimos a una de las letras.
A la señora B azul,
a la señora C verde,
a la señora D naranja...
y así hasta la señora Z negra.

Una vez conocimos a todas las señoras letras
empezamos con los señores números:
del señor 0 blanco al señor 9 rosa palo.

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